El republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris desandan por estas horas los últimos tramos del camino para intentar llegar a la Casa Blanca, dado que están próximas a suceder las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Las mismas no sólo tienen un gran valor para el país del Norte, sino también para todo el mundo, dada la incidencia de esa nación en otros territorios.
Aquí te dejamos una breve guía para entender las claves de uno de los procesos electorales más importantes en el mundo por su peso geopolítico.
Las elecciones se celebran siempre en el denominado "Súper martes". Serán este martes 5 de noviembre. Sin embargo la legislación estadounidense permite que las personas habilitadas puedan emitir su voto de manera anticipada de modo de agilizar el proceso electoral para conocer los resultados.
Unos 240 millones de ciudadanos están en condiciones de votar el martes 5.
Se elegirá presidente, vicepresidente, legisladores para la Cámara de Representantes y el Senado y autoridades estatales y locales.
En los Estados Unidos, los swing states (estados péndulo) son Estados en los que tanto el Partido Demócrata como el Republicano tienen probabilidades similares de ganar. Por eso se utiliza el término “swing”, porque puede que en una elección gane un candidato demócrata y en una elección siguiente gane un candidato republicano.
Estos estados, que también son llamados “campos de batalla” (battlegrounds), generalmente se ganan por pequeños márgenes. Desde 1992, 30 de los 50 estados votaron por lo menos una vez por el candidato presidencial del partido opuesto al que votaron en la elección anterior, de los cuales 26 han sido ganadores con menos del 3% de los votos.
No necesariamente. Ha sucedido en el pasado que el candidato que obtuvo mayor cantidad de votos a nivel nacional no termina siendo el presidente electo. Esto se debe a que en los Estados Unidos, a diferencia de la Argentina, no se trata de una votación directa sino de un sistema colegiado.
Cada Estado aporta una cierta cantidad de delegados al Colegio Electoral. Esta cantidad está vinculada a la población de cada Estado. A mayor cantidad de habitantes mayor cantidad de delegados en el Colegio Electoral.
Además el ganador de cada Estado se lleva la totalidad de la cantidad de los representantes que aporta ese distrito al Colegio Electoral. Al no repartirse de manera proporcional la batalla central se da en los Estados que mayor cantidad de delegados aportan al Colegio Electoral.
Se trata de una elección indirecta. Una vez conformado el Colegio Electoral allí se define quién ocupará la presidencia.
Así puede suceder que un candidato haya obtenido mayor cantidad de votos a nivel nacional pero haber perdido en Estados clave y por lo tanto no contar con los votos necesarios para imponerse en el Colegio Electoral.
El Colegio Electoral está conformado por 538 delegados que son los que en última instancia eligen al presidente de los Estados Unidos. Para ser proclamado presidente, hay que lograr el respaldo de al menos 270 de ellos.
Cada estado tiene la misma cantidad de electores que miembros en el Congreso, un número determinado en función de su población. Los estados que más votos aportan son California (54), Texas (40), Florida (30) y Nueva York (28).
En tanto los que menos aportan son Alaska, Wyoming, Dakota del Norte y Dakota del Sur, Delaware y Vermont, apenas 3 cada uno.
Si hubiera empate, al presidente lo elegiría la Cámara de Representantes y al vicepresidente, el Senado.
El ganador de las elecciones del próximo martes asumirá al frente de la Casa Blanca el 20 de enero de 2025.