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l momento fue muy fuerte. Al abrir la puerta la vio. Era como mirarse en un espejo que le permitió retroceder en el tiempo. Un espejo que devolvía una imagen del pasado. La imagen de su juventud. De un sueño y de una búsqueda de más de cuatro décadas que por fin encontraron un rostro que era parte de ella. Ahí, parada delante suyo, estaba su hija. Su beba. La misma que una cruel partera le había robado con mentiras horribles hacía mucho tiempo. Ahora la emoción la hacía olvidar de todas las penurias y la empujaba a fusionarse en un abrazo larguísimo. Tan largo como una vida de lucha. Así fue como Julia (64) recuperó a Cristina (41), su niña del alma que dejó de ser un recuerdo doloroso para convertirse en una hermosa realidad.
Las dos, después de un largo camino, se encontraron en la casa de Julia en Río Seco, una localidad ubicada en el límite entre Córdoba y Santiago del Estero. “Fue todo un evento porque Cristina llegó con uno de sus seis hijos y Julia la recibió con dos de sus ocho hermanas, ahora tías de Cristina”.
El encuentro fue muy emotivo. Nadie podía creer el parecido entre las dos. No bien vio a Julia, el hijo de Cristina le dijo abuela. Y las dos se abrazaron durante 10 minutos. Cristina se quedó tres días en la casa de su mamá y ahora tiene planeado mudarse a Córdoba”.
Cristina había sido apropiada en 1976 por una partera llamada Mafalda Espina de Journade, que entre 1960 y 1985 convirtió su casa de Barrio General Paz en una clínica clandestina, dedicada al tráfico de bebés. Journade fue imputada y condenada por la Justicia, pero por práctica ilegal de abortos. Recuperó la libertad tras pasar casi seis años de prisión. Murió en 2012 en libertad.
